martes, 30 de octubre de 2007

La historia de los jeans

Un artículo básico dentro de la estética casual es el pantalón vaquero, el jean. Hoy en día Armani Jeans, Evisu, Levi’s, One True Saxon, Gant, Lois… Son marcas que luchan por abrirse un hueco en el armario de todo casual, pero ¿de dónde viene el jean?El jean fue al parecer una de las prendas que nos fueron legadas de la América pre-colonial; fueron usadas por cherokies y otros grupos minoritarios del oeste de Norteamérica y fueron, irónicamente, aprovechados por los vaqueros hombres blancos que los adaptaron. En un principio también eran azules pero de una tela mucho más suave, obviamente sin bolsillos, ajustados por la cintura con la ayuda de una cuerda que se pasaba por agujeros practicados en el borde de la prenda. El tejido denim se empezó a usar para hacer jeans cuando un militar estadounidense quiso fabricar uno con la tela con la que se fabricaban hasta entonces las carpas.Dicha tela inapropiada para el vivac por no ser impermeable, venía de Génova, y había causado varios dolores de cabeza a su fabricante quien la comercializaba para campamentos en seco.Luego aparecieron en Génova (Italia) en el tiempo en que ésta era un república independiente y una potencia naval. Los primeros jeans, como los conocemos hoy, se hicieron para la armada genovesa, porque necesitaban un pantalón de todo-uso para sus marineros que pudiera llevarse tanto seco como mojado, y cuyas perneras se pudieran remangar fácilmente para no entorpecer las piernas al limpiar la cubierta ni para nadar.Sin embargo, el origen de los pantalones vaqueros es la historia de un sastrecillo inmigrante de diecisiete años, llamado Levi Strauss. Cuando Strauss llegó a San Francisco durante la fiebre del oro, en la década de 1860, se dedicó a vender la lona tan necesaria para las tien­das y los toldos de las carretas. Astuto observador, comprendió que los mineros pulverizaban literalmente y en muy poco tiempo sus pan­talones, por lo que Strauss confeccionó algunos utilizando gruesa tela de lona. Aunque ásperos y rígidos, estos pantalones demostraron ser tan resistentes que Strauss se vio muy solicitado como sastre.Hacia el año 1860, sustituyó la lona por una tela más suave fabricada en Nimes, en Francia. Conocido en Europa como “serge de Nimes”, en Amé­rica el nombre de este tejido se pronunciaba “denim”, y Strauss descubrió que tiñendo de un azul índigo los pantalones, originariamente de co­lor neutro, aumentaba de modo considerable su popularidad, ya que las manchas que caían se veían menos. Para conseguir un cómodo ajuste, los vaqueros remojaban en un abrevadero de caballos los pan­talones de Strauss y después los dejaban secar al sol, para que se enco­gieran y quedaran a la medida.Pero si bien estos pantalones de sarga eran muy resistentes a los desgarrones, los mineros se quejaban de que el peso de las herramien­tas a menudo abría las costuras en los bolsillos, y Strauss solventó este problema aprovechando una idea de Jacob Davis, un sastre judío ruso. En el año 1873 aparecieron remaches de cobre en las costuras de cada bolsi­llo, así como un remache en la base de la bragueta para evitar que se descosiera la costura de la entrepierna cuando el minero trabajaba en cuclillas.Sin embargo este remache en la entrepierna generó otro tipo de queja. Los mineros, que prescindían de toda ropa interior, descu­brieron que al colocarse en cuclillas demasiado cerca de un fuego de campamento, el remache se calentaba hasta el punto de ocasionar una dolorosa quemadura. El remache de la entrepierna fue abandonado.Los remaches de los bolsillos se mantuvieron hasta el año 1935, fecha en que se formularon quejas de muy distinta índole. Eran muchos los ni­ños que en todo el país llevaban pantalones vaqueros para ir a la es­cuela, y las autoridades docentes informaron de que los remaches del bolsillo posterior arañaban y estropeaban irremediablemente los ban­cos y pupitres de madera. Así pues, los remaches de bolsillos fueron abandonados.Los vaqueros, estrictamente que hasta el momento se habían concebido como una prenda con fines laborales, se convirtieron por primera vez en prenda de moda en el año 1935, cuando apareció “un anuncio en la re­vista “Vogue”. Representaba a dos mujeres de la alta sociedad ataviadas con unos vaqueros bien ajustados, y pregonaba una tendencia llamada “chic del Oeste”. Sin embargo, poco representó esta novedad comparada con la erupción que produjo la competición entre diseñadores de pan­talones vaqueros en los años setenta. Esta prenda, en otro tiempo des­tinada al trabajo, se convirtió en la indumentaria más adecuada para las actividades al aire libre, creando una industria multimillonaria. Pero hasta el punto de esa revolución estética producida en los Estados Unidos en la década de los 70, hubo una total controversia y polémica continua desde la década de los 50.Los jóvenes y adolescentes empezaron a ponerse vaqueros como forma sutil de protesta contra el conformismo. El hecho se consideró una provocación; por ejemplo en algunos cines no se permitía entrar al que llevase vaqueros. En la década de los 60, los vaqueros ganaron aceptación y para la década de los 70 el panorama se había invertido, tanto en América como en Europa y los jeans se habían convertido en un artículo corriente.

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