Elegancia y elitismo frente a la masificación y la falsificación
El fenómeno chav está demostrando ser más demoledor para las marcas tradicionales británicas que tres décadas de presencia en las gradas británicas. Y es que si marcas como Hackett, Burberry, Aquascutum o Barbour han tenido que luchar contra el estigma de ser “la ropa oficial” del hooligan inglés, ahora ven como son asociadas a gamberros y raterillos del tres al cuarto.Este fenómeno de asociación de diversas marcas al fenómeno chav, prolongado en el tiempo en lo que a Burberry, Hackett o Ted Baker (lo que ha hecho que dichas marcas “desapareciesen” de la escena casual inglesa de un tiempo a esta parte), va extendiéndose cual mancha de aceite, pues está siendo habitual que prendas de Barbour e incluso de una marca nacida desde dentro de la misma escena casual, como es el caso de ONETrueSaxon, se vean cada vez en mayor número entre estos subhumanos.Este fenómeno aún no se ha dado en España… Entre otras cosas porque la cultura casual no es que esté en un fenómeno de desarrollo, es que ni siquiera se conoce. No, el fenómeno que afecta a España es otro bien distinto: las falsificaciones.El fenómeno de las falsificaciones si es algo que nos debe molestar y que afecta de sobremanera a marcas como Burberry, Lacoste, Polo Ralph Lauren, Hugo Boss, Armani Jeans o D&G (aunque sea una marca de un menor tirón en la escena).Servidor no es que precisamente sienta mucha devoción por Burberry o Polo Ralph Lauren, pero si que tiene bastante aprecio por Hugo Boss y especialmente por Lacoste. Por lo tanto, el observar a todos los negritos y chinos con sus falsificaciones callejeras, el ver como una “marca destinada a un mercado de masas se masifica aún más” no hace más que destruir el prestigio y la distinción de dicha marca y, a medio plazo, la calidad de sus artículos.Es por ello la necesidad de que la cultura casual busque nuevos horizontes estéticos constantemente, para intentar evitar la masificación (en la medida de lo posible) y mantener la aureola de originalidad, clase y elitismo estético. Por lo tanto, la búsqueda de nuevas marcas, especialmente de marcas lo más alejadas posibles del mercado negro de las falsificaciones, una opción necesaria y lógica para el mantenimiento de la esencia de estética de la cultura casual.No podemos caer en la uniformidad estética. Pero mucho menos en la adquisición de prendas falsas con la mera finalidad de aparentar llevar una prenda de calidad, ya que de ningún modo esa es la esencia de la cultura casual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario