

martes, 30 de octubre de 2007
Cabrones de gatillo fácil
El pasado 23 de Noviembre tenía lugar en el estadio del PSG uno de los hechos más graves que se han producido dentro de las gradas europeas: el asesinato de un joven seguidor del PSG. Pero al contrario que otros luctuosos sucesos, esta vez el asesino no era seguidor de otro club, no pertenecía a una hinchada violenta, no era un extremista político: el asesino ha sido un POLICÍA.El 23 de Noviembre pasado tenía lugar en París la celebración del encuentro de copa de la UEFA entre el PSG y el Hapoel Tel-Aviv. Al término de este encuentro, un policía acaba, de un certero tiro en el corazón, con la vida de Julien Quemener, joven seguidor del PSG de origen bretón, disparo que también terminaba hiriendo gravemente a Mounir Bouchaer, también seguidor del PSG, de origen magrebí y amigo del asesinado.Inmediatamente la prensa, la policía (a instancias políticas) y la clase política francesa (con el apoyo de todas las ratas de cloaca que transitan entre ongs varias, tales como “SOS Racisme”) emprenden una impresionante campaña de manipulación y distorsión de todo lo acontecido en los alrededores del campo parisino.De esta campaña de manipulación se establece un guión de lo acontecido en el que el asesinado, Julien Quemener, adopta el papel de villano, y su asesino, Antoine Gramomort, el de héroe. Guión que es repetido hasta la saciedad en los periódicos e informativos galos (con su correspondiente eco en los medios de comunicación europeos) para intentar imponer una “versión” que poco tiene que ver con lo acontecido esa noche del 23 de Noviembre en París, y menos aún con la personalidad del asesinado y la supuesta “responsabilidad” de los grupos de animación del PSG.Una mentira tras otra.El punto fuerte de toda esta manipulación gira en torno a una “realidad indiscutible”: Julien, junto a casi dos centenares de hooligans neo-nazis, estaban linchando a un pobre aficionado judío y a un policía de paisano que había acudido en ayuda del desdichado aficionado judío. Y esto había ocurrido porque Julien, como las otras 149 personas participantes en el linchamiento del indefenso aficionado judío, era un hooligan neonazi que había sido alentado por Jean Marine Le Pen para dar caza a todos los judíos que acudiesen al partido.Las frases con las que he descrito el suceso no se producen en un arranque de ironía o sarcasmo, sino en un reflejo de lo que han escrito los medios de comunicación franceses sobre el asunto: Julien ha pasado de ser un simple seguidor del PSG a poco menos que ser uno de los hooligans más peligrosos de Francia; un intercambio de insultos entre varias personas se ha convertido en una de las peleas campales más violentas de toda la historia del hooliganismo; un hecho anecdótico de “violencia deportiva” se ha convertido en una acción de violencia urbana urdida en los calabozos y mazmorras de la sede parisina del Frente Nacional. Y todo ello pasando por encima de la memoria de un joven asesinado y de la verdad de todo lo acontecido.Pero las mentiras caen por su propio peso, y en este caso poco a poco todo va saliendo a la luz. Si Julien hubiera sido un violento hooligan, hubiera estado ligado al Frente Nacional, o se le pudiera relacionar con cualquier grupo racista, no se habría llegado nunca a ver la luz. Pero resulta que Julien Quemener, no sólo no era racista, ni neo-nazi, ni miembro de Paris Casuals; no sólo no estaba fichado por la policía francesa como perteneciente a grupo hooligan o político alguno, sino que ni tan siquiera se había visto envuelto en acto violento alguno y la relación que mantenía con los grupos de animación del PSG no distaba más allá de la atracción que muchos jóvenes sienten por los colores de su equipo, sin llegar más lejos. Además, dato curioso al tratarse de un “supuesto neonazi”, Julien Quemener fue asesinado en compañía de su amigo Mounir Bouchaer, de origen magrebí. Algo ciertamente curioso. Y para convertir en más rocambolesca aún toda esta historia, el asesino de Julien Quemener, era un policía de raza negra: Antoine Gramomort.Otro aspecto curioso de todo este hecho es que la “supuesta agresión multitudinaria” se produce en una zona del campo en el que no tienen presencia alguna los hooligans parisinos y en la que en esa hora había una fuerte presencia policial (no en vano el encuentro había sido declarado de alto riesgo).Ni un guionista de cine hubiera soñado con un guión tan perfecto: hordas de neonazis intentan acabar cobarde y salvajemente con la vida de un indefenso seguidor del Hapoel Tel-Aviv que había llegado desde Israel para ver el partido. Ante este ataque brutal aparece en escena un policía negro que a duras pena repele el ataque de las hordas racistas, con tan mala fortuna que mata “accidentalmente” a uno de estos salvajes (que por otro lado le estaba bien empleado, todo hay que decirlo) a pesar de que había insistido durante media hora larga que era policía y que se alejaran (todo esto mientras los hooligans del PSG apaleaban, apuñalaban, le tiraban vallas, sillas, un coche, un contenedor y un semáforo, según se desprende de la versión del ministro Sarkozy).Pero claro, resulta que no hay una agresión multitudinaria (si por agresión multitudinaria entendemos un intercambio de insultos entre los seguidores franceses y el judío); resulta que la multitud de 150 personas son 3; resulta que el joven judío venido de Israel ha nacido en Francia y casi con toda seguridad no ha pisado Israel en su vida (a pesar de ello el gobierno de Israel ha felicitado y tiene previsto condecorar al policía francés); resulta que los violentos hooligans son simples seguidores de un club de fútbol; resulta que entre los fanáticos hooligans neonazis hay un moro; resulta que el policía no se identifica en ningún momento (la grabación de las cámaras del establecimiento donde ocurrieron los hechos lo han puesto de manifiesto) y no sólo eso, sino que tras lanzar una bomba de gases lacrimógenos a los seguidores franceses efectúa un disparo a bocajarro a menos de 4 metros de distancia, sin que nadie hubiera hecho el ademán tan siquiera de atacarlo.Es evidente que la realidad de lo ocurrido y la “versión oficial” difieren un poco. Pero tampoco importa mucho. Tengamos en cuenta que Antoine Gramomort es un ejemplar funcionario del estado, siempre presto a hacer cumplir la ley, a pesar de que está a la espera de la ejecución firme de una condena a 5 años de prisión y al pago de una elevada sanción por haber fingido un secuestro y una violación durante tal secuestro. Y es que a veces se eligen a los protagonistas con demasiadas prisas y estos no cumplen las exigencias del guión.Represión contra Boulogne Boys.Este suceso además ha motivado que se inicie una campaña de represión feroz contra los miembros del grupo Boulogne Boys del PSG y otros grupos de seguidores, especialmente contra Paris Casuals. De hecho, las autoridades galas están elaborando una serie de medidas destinadas a prohibir la asistencia a eventos deportivos a ciertos grupos de animación… Siempre y cuando estos grupos de animación tengan o se les vincule a una ideología determinada.La movilización de BB, PC y otros grupos no se ha hecho esperar y por todos los medios están intentando que se conozca la realidad de lo ocurrido. Así, el pasado 3 de Diciembre tuvo lugar una manifestación a la que acudieron más de 1200 personas, que bajo un silencio sepulcral, y en compañía de los padres de Julien, demandaron justicia.La situación en torno a las gradas parisinas es bastante tensa y el temor de muchos es que todo desemboque en una explosión de violencia incontrolada ante las injusticias que se están cometiendo, en primera instancia con Julien Quemener y sus familiares, y en segunda, con todos sus compañeros de grada.Por nuestra parte intentaremos manteneros informados sobre todo lo que vaya aconteciendo en torno a este caso. Para más información podéis consultar en las siguientes páginas webs todo lo relacionado con este hecho.Justicia para Julienhttp://main.justicepourjulien.fr/Paris Casualshttp://www.pariscasuals.com/Boulogne Boyshttp://boulogne-boys.org/Igualmente solicitamos a todos aquellos que están haciendo una causa política de todo este hecho, que cesen en tal campaña. Simplemente han asesinado a un joven seguidor de un club de fútbol (que no es poco). Así que por favor, no vamos a colocar a Julien en tal o cual ideología, en éste o en aquel grupo. Tengamos un mínimo de decoro. Algo de lo que no pueden presumir las autoridades francesas y judías.
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